La producción de oro se duplica, la de plata aumenta más de 400 veces y la de cobre 20 veces.
A fines del siglo, el cobre representaba, en el comercio de exportación a Lima, una cantidad similar a la del trigo. La producción de cobre durante la Colonia se calcula entre 1.500 y 2.000 toneladas por año, utilizadas para fines decorativos, fabricación de utensilios, moneda, artillería y otros.
Por causa de un mercado inestable, alto precio de los fletes, una cadena de intermediarios que encarecían su precio, el país lograba exportar sólo unas 500 toneladas anuales de cobre. La situación cambiaría en el siglo XIX, al incorporarse el cobre al uso tecnológico derivado de la Revolución Industrial europea.
Dos importantes instituciones ligadas a la minería se formaron durante el siglo XVIII: la Real Casa de Moneda y el Real Tribunal de Minería. La primera, creada en 1750, obedeció al propósito de reponer anualmente el circulante que se fugaba por la intensificación de las importaciones; pero este mal no pudo ser remediado.
El Tribunal de Minería administraba justicia en esta área: hacía cumplir la legislación minera, desempeñaba algunas funciones administrativas y, en general, se preocupaba del fomento de esta actividad.
La creación del Tribunal puede ser entendida, en términos generales, como la preocupación de la Corona por proteger y fomentar las actividades mineras que le proporcionaban metales preciosos vitales para su economía.
A fines del siglo, el cobre representaba, en el comercio de exportación a Lima, una cantidad similar a la del trigo. La producción de cobre durante la Colonia se calcula entre 1.500 y 2.000 toneladas por año, utilizadas para fines decorativos, fabricación de utensilios, moneda, artillería y otros.
Por causa de un mercado inestable, alto precio de los fletes, una cadena de intermediarios que encarecían su precio, el país lograba exportar sólo unas 500 toneladas anuales de cobre. La situación cambiaría en el siglo XIX, al incorporarse el cobre al uso tecnológico derivado de la Revolución Industrial europea.
Dos importantes instituciones ligadas a la minería se formaron durante el siglo XVIII: la Real Casa de Moneda y el Real Tribunal de Minería. La primera, creada en 1750, obedeció al propósito de reponer anualmente el circulante que se fugaba por la intensificación de las importaciones; pero este mal no pudo ser remediado.
El Tribunal de Minería administraba justicia en esta área: hacía cumplir la legislación minera, desempeñaba algunas funciones administrativas y, en general, se preocupaba del fomento de esta actividad.
La creación del Tribunal puede ser entendida, en términos generales, como la preocupación de la Corona por proteger y fomentar las actividades mineras que le proporcionaban metales preciosos vitales para su economía.
Siglo XIX
En los años de la Emancipación (1810-1818), la minería fue una de las pocas actividades económicas que se mantuvo más o menos intocada por los acontecimientos bélicos, dada la lejanía de los yacimientos de los escenarios donde se desarrolló la lucha armada, y la política de las autoridades de evitar o atenuar el reclutamiento masivo de la población minera, que proporcionaba recursos indispensables en momentos críticos.
Asegurada la Independencia, la minería se vio animada por un mayor contacto comercial y humano con el exterior. Muchos extranjeros se radicaron en los centros mineros del norte, con lo que se facilitaron las vinculaciones con las empresas foráneas y se abrió la puerta para introducir mejoras tecnológicas y, posteriormente, para la afluencia de nuevos capitales.
La apertura al exterior descansó, casi enteramente, en el mejor aprovechamiento de los recursos naturales. Las actividades económicas que tuvieron mayor desarrollo fueron la minería y la agricultura. El trigo se convirtió en el artículo de exportación más importante, gracias a la ampliación del mercado tradicional del Perú y al surgimiento de otros nuevos, como California y Australia.
En la minería, lo más relevante fue el aumento de la producción de plata, el auge del cobre y el surgimiento de la producción de carbón. El período que va desde 1830 a 1880, es conocido como el ciclo de la plata, el cobre y el carbón de piedra.
En los años de la Emancipación (1810-1818), la minería fue una de las pocas actividades económicas que se mantuvo más o menos intocada por los acontecimientos bélicos, dada la lejanía de los yacimientos de los escenarios donde se desarrolló la lucha armada, y la política de las autoridades de evitar o atenuar el reclutamiento masivo de la población minera, que proporcionaba recursos indispensables en momentos críticos.
Asegurada la Independencia, la minería se vio animada por un mayor contacto comercial y humano con el exterior. Muchos extranjeros se radicaron en los centros mineros del norte, con lo que se facilitaron las vinculaciones con las empresas foráneas y se abrió la puerta para introducir mejoras tecnológicas y, posteriormente, para la afluencia de nuevos capitales.
La apertura al exterior descansó, casi enteramente, en el mejor aprovechamiento de los recursos naturales. Las actividades económicas que tuvieron mayor desarrollo fueron la minería y la agricultura. El trigo se convirtió en el artículo de exportación más importante, gracias a la ampliación del mercado tradicional del Perú y al surgimiento de otros nuevos, como California y Australia.
En la minería, lo más relevante fue el aumento de la producción de plata, el auge del cobre y el surgimiento de la producción de carbón. El período que va desde 1830 a 1880, es conocido como el ciclo de la plata, el cobre y el carbón de piedra.
El Cobre
En 1902, W. Braden adquirió el mineral de El Teniente, que llegó a transformarse en una gran empresa en 1912. Cuatro años más tarde, el grupo Guggenheim se hizo cargo de Chuquicamata. En 1900 las inversiones norteamericanas alcanzaban en valores nominales- a cinco millones de dólares y en 1920 llegaban a 200 millones, de los cuales 150 correspondían al cobre.
Por otra parte, es preciso destacar que hasta 1920 el capital extranjero siguió dominando la industria del salitre tanto en lo que se refiere a su producción como a su comercialización y transporte. Pero no sólo en el salitre y el cobre dominaba el capital foráneo. En 1915 un tercio de los establecimientos manufactureros, según estadísticas oficiales, declararon que su capital era extranjero.
El colapso del año 30 baja la demanda y el precio del cobre, llevando la producción a sólo 103.000 ton. el año 1932. La situación anterior se superaría con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual la producción chilena sube hasta 498.000 ton. el año 1944. Debe anotarse que la contribución del cobre chileno fue del 18% del total consumido en el conflicto bélico. Por estos años, ya Chile es el segundo productor de cobre del mundo.
En los años siguientes, el Estado chileno pone en práctica nuevas políticas en cuanto a la actividad minera especialmente en la gran minería del cobre, para favorecer el interés nacional. Así es como, en 1955, se formula la llamada Política del Nuevo Trato, que busca aumentar las inversiones de las empresas de la Gran Minería, a partir de menores impuestos y del aumento de la producción, la cual sube de 355.400 ton. al año, en 1954, a 488.400, en 1956.
Mas tarde, en el año 1964, bajo el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva, se perfecciona dicha política con la llamada "Chilenización", en que Chile se asocia mayoritariamente al capital norteamericano, toma en sus manos la comercialización del cobre y se realizan importantes inversiones para expandir la producción. Posteriormente, en 1971, bajo el gobierno del Presidente Salvador Allende y mediante una reforma constitucional aprobada unánimemente en el Parlamento, se completa el proceso de nacionalización total de las empresas de la Gran Minería.
Simultáneamente la Pequeña y la Mediana Minería evolucionaron favorablemente al crearse, en el año 1927, la Caja de Crédito Minero, cuyo objetivo principal fue el de fomentar la Pequeña y Mediana Minería del oro y del cobre, por medio de la instalación de agencias compradoras de mineral y la construcción de plantas de beneficio, tanto de flotación como de lixiviación. Posteriormente, esta organización pasó a denominarse Empresa Nacional de Minería, la cual además de ser compradora de minerales, cuenta con plantas de concentración, dos fundiciones y una refinería electrolítica.
Otra institución clave para el desarrollo de la minería y, más que eso, para el estímulo de la actividad productora nacional, ha sido la Corporación de Fomento de la Producción, CORFO, creada en 1939, en respuesta inmediata a la emergencia de un terremoto acaecido ese año, y como expresión, sobre todo, de un modelo de desarrollo que pretendía consolidar al Estado como promotor y gestor de un proceso de industrialización, con dos objetivos: la "sustitución de importaciones", a través de un desarrollo técnico-económico estable; y la generación de un proceso de mejoramiento de los niveles de vida y de reducción de los altos índices de cesantía, generados por la crisis del año 30.
El gobierno de la época, llamado del Frente Popular, estaba convencido que los recursos naturales del país eran más que suficientes para acrecentar la capacidad industrial y al mismo tiempo sostenía que esto no sería posible sin elaborar un plan general de fomento de la producción, que pudiera hacer frente, además a problemas como los de la balanza de pagos, la escasa capitalización nacional, el insuficiente crecimiento de la producción agrícola, la pequeñez del mercado interno, la escasa formación técnico profesional, entre otros. Emprender esta tarea requería de una solución global, que sólo podía encarar el Estado y no la iniciativa privada, cuya capacidad de capitalización había sido hasta entonces insuficiente.
En ocasiones, el Estado asumió directamente un papel empresarial, realizando obras de gran envergadura, como ser: la Empresa Nacional de Electricidad S.A., ENDESA (1944), a la que correspondió la construcción y explotación de diversas plantas eléctricas; la Empresa Nacional del Petróleo, ENAP (1950); la Compañía de Acero del Pacífico, CAP (1946); la Industria Azucarera Nacional S.A., IANSA (1952).
Hoy todas esas empresas han sido privatizadas, con la sola excepción de ENAP.
En 1902, W. Braden adquirió el mineral de El Teniente, que llegó a transformarse en una gran empresa en 1912. Cuatro años más tarde, el grupo Guggenheim se hizo cargo de Chuquicamata. En 1900 las inversiones norteamericanas alcanzaban en valores nominales- a cinco millones de dólares y en 1920 llegaban a 200 millones, de los cuales 150 correspondían al cobre.
Por otra parte, es preciso destacar que hasta 1920 el capital extranjero siguió dominando la industria del salitre tanto en lo que se refiere a su producción como a su comercialización y transporte. Pero no sólo en el salitre y el cobre dominaba el capital foráneo. En 1915 un tercio de los establecimientos manufactureros, según estadísticas oficiales, declararon que su capital era extranjero.
El colapso del año 30 baja la demanda y el precio del cobre, llevando la producción a sólo 103.000 ton. el año 1932. La situación anterior se superaría con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual la producción chilena sube hasta 498.000 ton. el año 1944. Debe anotarse que la contribución del cobre chileno fue del 18% del total consumido en el conflicto bélico. Por estos años, ya Chile es el segundo productor de cobre del mundo.
En los años siguientes, el Estado chileno pone en práctica nuevas políticas en cuanto a la actividad minera especialmente en la gran minería del cobre, para favorecer el interés nacional. Así es como, en 1955, se formula la llamada Política del Nuevo Trato, que busca aumentar las inversiones de las empresas de la Gran Minería, a partir de menores impuestos y del aumento de la producción, la cual sube de 355.400 ton. al año, en 1954, a 488.400, en 1956.
Mas tarde, en el año 1964, bajo el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva, se perfecciona dicha política con la llamada "Chilenización", en que Chile se asocia mayoritariamente al capital norteamericano, toma en sus manos la comercialización del cobre y se realizan importantes inversiones para expandir la producción. Posteriormente, en 1971, bajo el gobierno del Presidente Salvador Allende y mediante una reforma constitucional aprobada unánimemente en el Parlamento, se completa el proceso de nacionalización total de las empresas de la Gran Minería.
Simultáneamente la Pequeña y la Mediana Minería evolucionaron favorablemente al crearse, en el año 1927, la Caja de Crédito Minero, cuyo objetivo principal fue el de fomentar la Pequeña y Mediana Minería del oro y del cobre, por medio de la instalación de agencias compradoras de mineral y la construcción de plantas de beneficio, tanto de flotación como de lixiviación. Posteriormente, esta organización pasó a denominarse Empresa Nacional de Minería, la cual además de ser compradora de minerales, cuenta con plantas de concentración, dos fundiciones y una refinería electrolítica.
Otra institución clave para el desarrollo de la minería y, más que eso, para el estímulo de la actividad productora nacional, ha sido la Corporación de Fomento de la Producción, CORFO, creada en 1939, en respuesta inmediata a la emergencia de un terremoto acaecido ese año, y como expresión, sobre todo, de un modelo de desarrollo que pretendía consolidar al Estado como promotor y gestor de un proceso de industrialización, con dos objetivos: la "sustitución de importaciones", a través de un desarrollo técnico-económico estable; y la generación de un proceso de mejoramiento de los niveles de vida y de reducción de los altos índices de cesantía, generados por la crisis del año 30.
El gobierno de la época, llamado del Frente Popular, estaba convencido que los recursos naturales del país eran más que suficientes para acrecentar la capacidad industrial y al mismo tiempo sostenía que esto no sería posible sin elaborar un plan general de fomento de la producción, que pudiera hacer frente, además a problemas como los de la balanza de pagos, la escasa capitalización nacional, el insuficiente crecimiento de la producción agrícola, la pequeñez del mercado interno, la escasa formación técnico profesional, entre otros. Emprender esta tarea requería de una solución global, que sólo podía encarar el Estado y no la iniciativa privada, cuya capacidad de capitalización había sido hasta entonces insuficiente.
En ocasiones, el Estado asumió directamente un papel empresarial, realizando obras de gran envergadura, como ser: la Empresa Nacional de Electricidad S.A., ENDESA (1944), a la que correspondió la construcción y explotación de diversas plantas eléctricas; la Empresa Nacional del Petróleo, ENAP (1950); la Compañía de Acero del Pacífico, CAP (1946); la Industria Azucarera Nacional S.A., IANSA (1952).
Hoy todas esas empresas han sido privatizadas, con la sola excepción de ENAP.
By: Nio
Interesante enfoque historico, Chile siempe ha sido un país minero, sin embargo el mundo no estaba tan necesitado de cobre como ahora...por que sera?
ResponderEliminarpor que en ese momento las necesidades eran otras, y con el boom de la revolución industrial se comenzó a revalorizar al cobre.
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